por Wade E Taylor
“En el año en que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre su trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.” Isaías 6: 12
Isaías se había hecho tan dependiente del trono de Uzías por la comodidad y el soporte que recibía del mismo, que era no era capaz de ver al eterno rey celestial sentado sobre Su Trono. De igual modo nos sucederá si nuestra dependencia del sistema económico de nuestro tiempo nos hace inconscientes de la actividad divina que nos está llevando a un plano divino más elevado de provisión y función.
Sólo después que Isaías experimentó la pérdida de su dependencia en el Rey Uzías, pudo mirar más allá del trono terrenal vacío y referirse al Trono celestial ocupado. Entonces pudo ver claramente a los serafines alados que estaban esperando por órdenes para actuar en su favor.
“Bienaventurados los pobres en espíritu, (aquellos que han venido un completo fin de sí mismo) porque de ellos es el Reino de los Cielos.” (Mateo 5:3)
Muchos de nosotros sentimos una cierta medida de inseguridad con relación al futuro. Hay una causa válida para esto ya que desde una perspectiva terrenal el futuro no parece bueno. Sin embargo hay una respuesta ya que este es el tiempo para que nos levantemos y miremos las cosas desde una perspectiva celestial.
“Después de esto mire, y he aquí, una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.” (Apocalipsis 4:1)
Hay un versículo de Isaías que establece una imagen clara de la intención del Señor para nosotros en este tiempo presente.
“Levántate y resplandece porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí, que tinieblas cubrirán toda la tierra, y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.” Isaías 60:1-2
Los Uzías terrenales han fracasado en proveer todo lo que han prometido y en consecuencia, muchos sólo ven desesperanza, mientras que las tinieblas están cubriendo la tierra como nunca antes. Sin embargo, tal como lo hizo Isaías, debemos comenzar a mirar hacia arriba. Cuando comenzamos a buscar lo celestial, encontraremos una palabra de esperanza a través de la cual el propósito superior del Señor comenzara a resplandecer, (El establecimiento del reino milenial).
En este tiempo presente, muchos están siendo estimulados espiritualmente y han sentido la presencia manifiesta del Señor. Esta es una indicación del Señor acerca de que el tiempo ha venido para la restauración de Su Shekinah (gloria). Al interior de cada uno de nosotros los que buscamos ir más allá en nuestro deseo por una relación íntima con Jesús, hay una palabra presente de preparación tomando lugar para que Su gloria en ascensión pueda permanecer en nuestro interior y luego ser reflejada a través nuestro: “Su gloria será vista sobre ti.”
“Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio para que veas.” Apocalipsis 3:18
Mientras Isaías vio el trono de Dios en acción a su favor, también vio al Serafín esperando por una palabra. La palabra “Serafín” puede ser traducida como “el que arde.” Esto habla de la “gloria” descendiendo a nuestra experiencia de vida espiritual y llevándonos a un nivel más alto de pureza para levantarnos hacia una relación de cooperación con Jesús en sus propósitos de los últimos tiempos.
Las seis alas del Serafín (tres pares de alas) expresan al Señor actuando manifiestamente en nuestro favor, Su presencia como fuego, (El Espíritu Santo y fuego), logrando Sus propósitos en nosotros.
“Con dos cubrían sus rostros.” Ninguna carne puede permanecer en la intensidad de Su presencia (Shekinah). Esto representa nuestra rendición a su Señorío. Nuestra mente será cubierta, para que la “mente de Cristo” pueda funcionar a través nuestro.
“Con dos cubrían sus pies.” Esto habla de nuestra sumisión a Su autoridad en nuestras vidas. Vamos a “andar en el Espíritu”, haciendo a un lado nuestros caminos.
“Y con dos volaban.” Esto habla de nuestro ascenso al reino del espíritu a una relación de cooperación con el funcionamiento de Su eterno Espíritu y Reino. Note las alas en Isaías 40:31. Estas nos proveen la habilidad para ascender a Su presencia.
“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”
En la medida en que nos apartemos de los tronos terrenales, (nuestra dependencia y satisfacción con el actual sistema económico) y subamos a un lugar de confianza y comunión con Jesús en Su trono (Reino Milenial de Dios), nos uniremos con esos “serafines alados” y junto con ellos adoraremos al Señor.
“Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz que clamaba, y la casa se llenó de humo.” Isaías 6: 3-4
En la medida que adoremos al Señor, la puerta (portal) que conduce a lo celestial comenzará a abrirse ante nosotros, entonces seremos levantados a Su Trono para estar sentados junto con Él.
“Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.” Efesios 2:6
Una de las cosas que debería animarnos es cuando vemos al Señor haciendo su obra, no tanto en las grandes cosas que algunas veces pasan, sino en las cosas pequeñas de nuestra vida cotidiana. La vida rara vez consiste en cosas grandes, en su lugar, está hecha de cada una de las cosas pequeñas. Luego, es fácil para nosotros observar los caminos naturales para lograr todo lo que las necesidades requieren que sea hecho. No obstante, vamos a mirar al Señor, aún en las pequeñas cosas. Entonces su aprobación (favor divino) reposará sobre nosotros.
Hattie Hammond compartió una vez un sueño. Ella estaba junto a un piano ante miles de personas presentes y le entregaron una pieza musical muy complicada. Le pidió al Señor por Su ayuda y comenzó a tocar. El resultado fue excepcional y le pidieron que volviera a tocar.
Luego le pusieron una pieza musical muy simple, entonces dijo: “Yo sé esto” y comenzó a tocar. La desarmonía fue tal que la despertó. Entonces el Señor le dijo: “Tú me buscas para las cosas difíciles, pero también debes buscarme para las cosas pequeñas en tu vida diaria.”
El Señor está sentado en Su Trono, está esperando para que apartemos nuestros ojos de los recursos naturales y lo miremos a Él. Él es un Dios presente y disponible.
¿Qué podemos hacer sino adorarlo, amarle y servirle?