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Un Testigo de Los Últimos Tiempos

por Wade E. Taylor

Dónde quiera que estemos en nuestro proceso de vida y experiencia espiritual, deberíamos desear estar aún más cerca de entrar a un plano más elevado de revelación espiritual y entendimiento.

 “Porque la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte.” Romanos 8:2

Cuando la “ley del espíritu de vida” está operando en nuestro interior, el Espíritu Santo nos imparte vida espiritual y nos libera de todo lo que es negativo: “somos libres de la ley del pecado y de la muerte.” A nosotros nos corresponde abrir nuestro espíritu y presentar la totalidad de nuestro ser al Señor en actitud de adoración y receptividad esperando recibir de Él.

La Palabra nos dice que hemos sido libres de la “ley del pecado” a través de lo que Jesús hizo por nosotros en la Cruz.

Judicialmente, esto es verdad, pero debe convertirse en una realidad experimental en nosotros. Hemos sido libres de la ley del pecado y de la muerte a través de lo que Jesús logró para nosotros en la Cruz. En consecuencia, esta ley no tiene poder sobre nosotros ya que estamos sentados con Jesús en lugares celestiales, por encima de todo principado y poder.

Experimentalmente, estamos avanzando para ser capaces de apropiarnos de esta verdad judicial en nuestra vida y experiencia espiritual, para que pueda convertirse en una realidad personal dentro de nosotros.

Si preguntamos: “¿somos libres del pecado literalmente o espiritualmente? Muchos dirán “es literal.” Si preguntamos “¿somos libres de la muerte, literalmente o espiritualmente? La mayoría dirán “es espiritual.” La palabra entre el pecado y la muerte es “y” que es un conector. Luego no podemos decir que una mitad es literal y que la otra mitad es espiritual.

Comenzando por Martín Lutero, hubo una restauración de la verdad espiritual que se perdió para la iglesia debido a la “era oscurantista.” Con Martín Lutero comenzó un proceso de restauración e incrementó a través de ministerios como el de Jhon Wesley y las visitaciones que siguieron. La lluvia tardía, el derramamiento pentecostal y luego el carismático. Ahora nos aproximamos al tiempo de la redención del cuerpo.

La Palabra dice que el último enemigo a vencer o derrotar es la “muerte.” Puesto que la muerte fue derrotada en el cielo,  también debemos derrotarla mientras aún estemos vivos. Si leemos cuidadosamente la Palabra de Dios, no deberíamos estar muriendo.

Estamos en un proceso de restauración (esta es una verdad de los últimos tiempos) en la que vamos a  “presentar nuestros cuerpos como un sacrificio vivo.”  Romanos 12:1

Estamos viviendo en el tiempo de la restauración del cuerpo. Vamos a reclamar esta verdad, que podemos vivir y no morir. Una parte integral de esto es nuestro entendimiento correcto acerca de cómo participar de la comunión.

Estamos próximos a recibir una visitación de sanidad que excederá cualquier otra cosa que hayamos recibido en el pasado. Esto irá más allá de aquellos que han experimentado un extraordinario ministerio de sanidad y tendrá lugar a través de individuos que actualmente están siendo preparados.

Estamos viviendo el tiempo del final de la era de la iglesia de Laodicea. La Palabra dice que los de esta iglesia eran ricos y tenían muchas cosas buenas, que estaban satisfechos y no necesitaban nada. Pero dentro de esta iglesia hay un remanente (usted y yo), que no sienten satisfacción y están buscando ir más allá.

Habrá una visitación mucho mayor de sanidad. En la medida que abrimos nuestro corazón y reconocemos que verdaderamente necesitamos al Señor, Él comenzará, aún en este tiempo actual, a alargar la vida. No tanto que nunca vamos a morir ya que eso está en las manos del Señor sino que nuestras vidas serán alargadas a la plenitud de lo que el Señor se propone.

Yo tengo una lista de personas de las que fui muy cercano y quienes tuvieron una inusual relación con el Señor pero que vivieron mucho. Hay una percepción real de que ellos se necesitan hoy como nunca antes pero ya se han ido. Sin embargo esto va a cambiar próximamente.

En estos últimos días, el Señor preparará una gente que verdaderamente conoce Su voz y que tienen un entendimiento de Sus caminos. Él va a alargar sus vidas para el cumplimiento de todo lo que se propone y desea. La gente comenzará a decir: “¿Cuál es tu secreto?” “Sabemos que tú no aparentas la edad que tienes.” El Señor va a hacer algo muy especial en este día.

Hemos sido libres, no solo del pecado a través de lo que Jesús hizo por nosotros en la Cruz, sino que vamos a ser libres en longevidad de vida, en su alargamiento, en sanidad en nuestros cuerpos, no sólo sanidad divina sino salud divina.

Nuestras vidas van a ser alargadas para la gloria de Dios. Tendremos un testimonio y un testigo y el Señor tendrá un pueblo, un pueblo maduro, en este día que Su palabra permeará la tierra en la más grande visitación que el mundo haya visto.

“Padre, gracias por esta palabra y este día, creemos y pedimos por salud divina, que habrá una impartición en fe y liberación a través de nuestra comunión, que recibiremos un alargamiento de nuestra vida, que habrá un testimonio en la tierra de tu presencia y poder y que podremos estar disponibles para tus propósitos aquí en la tierra.”

Te damos gracias Señor, en el nombre de Jesús.