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Recuperar La Autoridad Espiritual

por Wade E Taylor

La Palabra nos dice que Jesús fue inmolado desde antes de la fundación del mundo (Apocalipsis 13:8). La transgresión de Adán no tomó a Dios por sorpresa ya que Él tenía un propósito en mente cuando creo al hombre.

“En el principio, Dios…” (Génesis 1:1). Antes de que fuese creada cualquier cosa, Dios ya existía. Nos es difícil comprender que Dios no tuvo principio, lo inconmensurable del universo también es incomprensible.

Me he preguntado por qué el ser humano fue traído a un universo tan vasto y he buscado tener entendimiento acerca de esto. Cuando pido al Señor siempre me responde con un pensamiento: porque Dios es un ser social (fuimos creados a su semejanza), Él desea comunión y compañerismo con los que pueda hallar satisfacción y realización.

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios, crea que le hay, porque Él es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6

Debido a que Dios no pudo hallar entre las huestes de  ángeles esta habilidad para satisfacer Su deseo a través de una relación de amor (Novio-Novia), Él comenzó a buscar creando más y más galaxias, buscó, pero nunca halló lo que deseaba. Finalmente volvió a buscar de entre el universo en un pequeño planeta llamado tierra y creo a un hombre a Su imagen y semejanza (Adán) y lo puso en un ambiente deseable para él,  luego Él vino para tener comunión con este hombre.

Dios es amor pero su amor requiere de dos, uno quien ama y el otro que responde a la expresión de Su amor. Esto se cumple en la Deidad a través de la relación entre el padre y el hijo. Ahora el Padre, desea este cumplimiento y satisfacción para Su hijo Jesús a través de una novia que proveerá para Él.

Debido a este alto llamamiento para entrar en este tipo de relación de Novios con Dios, el hombre debía ser probado.

 “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día… más Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo ¿Dónde estás tú? Génesis 3:8-9

Adán se escondió de la presencia de Dios porque había fracasado la prueba. El Señor hizo esa pregunta: “¿dónde estás tú?” no porque no supiera en dónde se había escondido Adán sino para exponer la condición del corazón de Adán con el propósito de restaurar la comunión con él. Cualquier consejero sabe que para ser exitoso debe descubrir la raíz del problema. En este pasaje el hombre está escondido pero el Señor está buscando por algo mucho más profundo: restaurar la comunión y el compañerismo.

Deberíamos animarnos al saber que nuestro Señor toma la iniciativa en buscar comunión con nosotros.

 “Entonces dijo Dios, hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza….” Génesis 1:26

La “imagen” tiene que ver con moldear y formar. Dios es Espíritu pero Él tiene que moldear y formar, mientras se sienta en Su trono. Él llena los cielos y la tierra (omnipresencia) y aún tiene una presencia localizada. 

“Respondió Jesús y dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada (presencia manifiesta y localizada) con él. Juan 14:23

La “semejanza” tiene que ver con nuestra personalidad que se hace como la Suya. La personalidad del Señor es ilimitada, pero la nuestra es limitada. Así como nosotros deseamos ser amados y tener relación con otros, así también Dios tiene esos mismos deseos. La “semejanza” tiene que ver con nuestro carácter moral y significa que tenemos la habilidad para pensar, escoger y actuar.

El hombre fue hecho para tener relación con el Señor pero existe un propósito mayor: “… y señoree…” (Génesis 1:26).  Esto habla de la autoridad que fue entregada al hombre sobre su medio ambiente, la atmósfera en la cual vive y sobre todo lo que fue creado. Si este dominio estuviera activo hoy tal como fue el propósito original no existirán tornados, huracanes o las tormentas devastadoras que acostumbramos a experimentar. Deberíamos tener dominio para hablar y calmar las tormentas tal como lo hizo Jesús.

Dios nunca tuvo la intención de que existieran las tormentas tal como existen hoy. Muchos dicen: “Si hay un Dios por qué permite estas tormentas destructivas? La respuesta es que el hombre escogió el “árbol del conocimiento,”  tomó su propio camino y decidió gobernarse a sí mismo independientemente de Dios. El hombre perdió el “dominio” que le fue entregado en la creación, y todos sufrimos las consecuencias del fracaso de Adán y del juicio que vino sobre él.

Pero hay más. A través de la redención venimos a ser una nueva creación y todo lo que Adán perdió nos es restaurado. Esta es una restauración progresiva y debemos aprender a actuar sobre todo lo que hemos recibido. Yo tuve una casa en la Florida y mientras estuve allí se anunció que un tornado se dirigía directamente hacia esta propiedad. Oré fervientemente que esta tormenta se regresara hacia el norte y que nunca tocara la tierra. Lo inesperado pasó y agradecí al Señor por esta experiencia de dominio.

Dios creo al hombre a “Su imagen y semejanza.” Esto habla de un potencial sobre el que debemos actuar. Hay una obra gradual y creciente de dominio que hemos ganado en nuestra redención. Es muy posible que podamos parar o hacer devolver un huracán o un  tornado o una tormenta si creemos y hablamos desde la autoridad que hemos recibido en nuestra redención. Recientemente, al menos dos veces he escuchado de áreas en las que no había llovido durante un tiempo prolongado y alguien que caminaba cerca al Señor oró y muy pronto llovió,

Satán engaño a Adán y Eva y les robó la autoridad que habían recibido, pero cuando ellos se escondieron de la presencia del Señor fue Él quien los buscó para restaurar lo que habían perdido. Nuestra “Salvación” es el punto de comienzo del proceso de restauración y tiene dos propósitos. El primero es prepararnos para la venida del Reino Milenial y para la eternidad en el cielo. Pero también hay una restauración actual de todo lo que Adán perdió y que ha sido muy descuidada,

El Señor creó la tierra y puso al hombre sobre esta con un propósito. Antes de la transgresión  de Adán Dios venía a un lugar del jardín del Edén “al aire del día” en el que había una atmósfera especial para tener relación con Adán mientras caminaban juntos. Dios se plació de hacer esto.

Es muy importante tener una atmósfera deseable especialmente en una reunión cristiana. Esto no es algo que simplemente ocurre, debe ser creada y la presencia del Señor especialmente respetada. Un tiempo atrás yo hablé en una reunión y la persona que me introdujo hizo varios chistes que provocaron la risa de todos y luego se volvió hacia mí. Yo luché y tuve dificultades para hablar. Meses más tarde yo hablé nuevamente en el mismo lugar. Esta vez, la persona que me introdujo reconoció la presencia del Señor e hizo lugar para ella por lo que la palabra del Señor fluyó fácilmente a los que estaban presentes.

 “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase.” Génesis 2:15

Lo que el Señor había creado era perfecto en todos los sentidos. No obstante Adán debía mejorar lo que Dios había creado. Él hizo esto todos los días. Adán podaba y reorganizaba lo que Dios había creado. Luego en la noche, durante “el aire del día,” El Señor venía para ver lo que  Adán había logrado en el jardín durante ese día y le decía: “Adán, me gustaría dar un paseo contigo para ver lo que has hecho hoy en el jardín.

Adán le decía: “Señor, arreglé esto y luego me fui a otro lugar diferente.” El Señor se deleitaba en el hecho de que había creado un hombre con libertad de elegir y con habilidad. Aunque el Señor había creado innumerables ángeles, nunca pudo encontrar el nivel de deleite y satisfacción con ellos. También le fue dicho a Adán que “guardara” en jardín. Esto significaba que él iba a ejercitar dominio en la seguridad y protección del jardín.

Entonces vino un enemigo y estropeo y destruyó esa relación íntima y de dependencia que Adán tuvo con su creador. Esto hizo que Adán comenzara a vivir por el sudor entre espinos y como resultado la vida vino a ser difícil para todos nosotros. A pesar de todo, la intención del Señor es traer una restauración del dominio que Adán perdió. Todo lo que se había perdido va a ser restaurado antes del regreso del Señor Jesús.

 “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro……” Isaías 9:6

El dominio tiene que ver con autoridad. A lo largo de los siglos el Señor ha dado una medida de autoridad a los que Él ha llamado a lugares de responsabilidad. A veces esta autoridad ha sido mal usada en la construcción de reinos de hombres.

Nosotros somos el cuerpo de Cristo, Él es la cabeza.  El gobierno que viene desde la Cabeza descansa sobre los hombros, por tanto, la manifestación de ese gobierno depende de que el cuerpo funcione bajo la cabeza en total dependencia.

Sólo entonces seremos los vencedores que el Señor desea para la manifestación de Sus propósitos en la tierra.

 “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo aquél que recibe por hijo.” Hebreos 12:6

Adán fue puesto en el jardín en medio de un ambiente perfecto  pero había un punto de prueba. Él debía permanecer dependiente del “árbol de la vida.”  No obstante, el árbol del conocimiento, (egocentrismo) era muy atractivo y vino el tiempo cuando Adán comió de ese árbol y fracasó. El árbol de la vida es el Señor Jesucristo, quien es nuestra cabeza  y a quien ahora vamos a sujetarnos por completo.

Nuestra mente y nuestros caminos deben estar comprometidos con la cruz.

El árbol de la ciencia del conocimiento del bien y del mal aparece muy atractivo pero este representa nuestra decisión aparte de Dios y la consecuencia de hacernos independientes a su gobierno y a Su provisión. Debido a esta elección toda la humanidad abandonó el lugar de provisión y protección divinas y quedó sometida a las fuerzas de la naturaleza, separada de Dios. Aún estamos pagando el castigo por la decisión de Adán seguir su propio camino.

Para que podamos volver a la intención original del Señor, el primer paso es rendirle o entregarle el derecho a nuestra vida egocéntrica y someter la totalidad de nuestro ser a Su dominio y autoridad. Debemos someternos a Su gobierno y a Su voluntad. Para hacer esto debemos establecer la preeminencia del Señor sobre cada aspecto de todo lo que somos y tenemos y luego caminar como el Señor nos indique. Es necesario que nos desprendamos del “árbol de la ciencia del conocimiento del bien y del mal” y que nos aferremos de nuevo al “árbol de la vida.”

Hace un tiempo atrás recibí una dirección muy específica del Señor en el sentido de moverme a Washington, D.C. Al poco tiempo, me encontraba lejos visitando a un amigo y olvidé mi reubicación en Washington D.C. El Señor me recordó delicadamente que debía ir a esta ciudad. Yo estaba siendo tratado debido a que había sometido mi vida a la voluntad del Señor y no tuve una “palabra” del Señor de que iba a estar en dónde estaba. Rápidamente me arrepentí y volví al centro de la voluntad del Señor para mi vida y ministerio.  Esto no es esclavitud sino una tremenda libertad y muy reconfortante saber que estoy en la voluntad del Señor y que Su favor reposa sobre mi vida y circunstancias.

Que cada uno de nosotros podamos venir a ese lugar en dónde estemos completamente sometidos al liderazgo del Señor Jesucristo. Sólo entonces seremos capaces de funcionar en la autoridad espiritual que Él ganó para nosotros a través de Su muerte en la cruz. Nuestras vidas, y todo lo que nos pertenece serán traídas a un orden y propósito divino y podremos afectar el ambiente en el que vivimos.

Entonces el Señor vendrá  “al aire del día” para comunicarse con nosotros y para que podamos compartir con Él, las victorias que hemos obtenido. Así, en la medida en que mantengamos nuestra comunión con el creador, el propósito para el cual fuimos creados hallará su plena expresión.