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Progreso Espiritual

Wade E Taylor

“Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¡Por qué les hablas por parábolas? Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; más a ellos no les es dado.” Mateo 13: 10-11

En la medida en que crezcamos espiritualmente comenzaremos  a ver y a entender cosas que otros no ven ni entienden y podemos comenzar a criticar a aquellos que no ven ni entienden y podemos caer en orgullo cuando descubrimos que tenemos un entendimiento espiritual que otros no tienen. Si estamos experimentando un genuino progreso espiritual experimentaremos, en alguna medida, alguna de esas reacciones.

Aunque esas reacciones no son buenas, estas deberían animarnos en tanto que son una indicación de que estamos progresando espiritualmente para entrar en un plano de vida y entendimiento espiritual mucho más alto, no obstante,  si vamos a continuar en ese progreso nuestra crítica y orgullo deben ser tratados y superados. Si no ocurre esto no podremos ir más lejos, y lo peor, comenzaremos a perder terreno espiritualmente.

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere (escoger) venir en pos de mí, (seguirlo para crecer espiritualmente), niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame.”Mateo 16:24. Comentarios añadidos.

Afortunadamente nuestro Señor fue un carpintero y Él sabía cómo hacer cruces

La palabra “si” en el pasaje antes citado, nos dice hay una opción que debemos escoger. Debemos conceder permiso a nuestro  Señor, como el “carpintero,” para que construya esa cruz sobre la que vamos a pender y morir a nuestro orgullo y a nuestros caminos egocéntricos. “Tomar nuestra cruz” significa que el Señor ha dispuesto de modo muy particular una circunstancia que es contraria a nuestros deseos (entrecruza nuestros deseos) y que  Él ha diseñado personalmente para crucificar nuestra vida egocéntrica.

Debemos estar de acuerdo con Jesús en ese propósito de un modo personal y específico de otra manera, Él no hará esa cruz.  Ninguno de nosotros gusta de una cruz, ni tampoco apreciaremos las dificultades que Él dispondrá para crucificarnos. Nosotros podremos poner un clavo en nuestros pies  otro en nuestra mano pero entonces no podremos poner el otro clavo. Afortunadamente hay muchos cristianos disponibles que gustosamente pondrán ese clavo por nosotros.

Una vez que estemos sobre esa cruz con nuestras manos y pies clavados, hay muy poco que podamos hacer para cambiar nuestras circunstancias. Ninguno de nosotros apreciará esas restricciones a la libertad pero debemos permanecer allí hasta que sea hecha la obra y Él nos libere.

Si quisiéramos hallar una flor cualquiera iríamos a buscarla a su habitat normal, los bosques o un jardín,  pero si deseamos encontrar una flor preciosa iríamos a una floristería para obtener una que ha sido cultivada en un recipiente en un invernadero. Este recipiente es un lugar donde cada cosa es intensificada para extraer tanto la belleza como el potencial de esta “flor” (Usted y yo cambiados a la imagen y semejanza de Jesús).

En este tiempo en particular, el Señor está dando a luz un pueblo que ha estado siendo preparado para mostrar Su gloria.

 “Cuando venga en aquél día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído por vosotros). 2 Tesalonicenses 1:10

Por razón de lo anterior, alrededor del mundo hoy existen disponibles ciertos lugares a modo de invernaderos espirituales. Si somos perceptivos y discernimos espiritualmente, (esto implica nuestra voluntad para ser corregidos y perfeccionados), el Señor acomodará una serie de circunstancias para que podamos estar bajo la intensidad de una obra especial del Espíritu Santo.

En el año de 1959 cuando transcurría el verano  estuve trabajando por un breve tiempo  en un invernadero.  Un día llene una carretilla con la tierra que se usaba para cultivar las flores y la lleve afuera del invernadero para cambiarla por una tierra fresca especialmente preparada para ese propósito. Al interior de ese invernadero había una temperatura aproximada de ciento veinte grados (farenheit), yo  tenía que parar a la entrada y esperar unos pocos minutos para aclimatarme antes de entrar con la carreta de tierra fresca. Este ambiente fue devastador para mí pero las flores se embellecían en él. Yo tenía la instrucción de cambiar la tierra cada año para mantener la calidad de las flores que se producían.

Cada que entraba al invernadero lo único que tenía en mente era salir de allí tan rápido como fuera posible. De modo similar nos ocurre con los tratos del Señor, parece que nunca los apreciamos sino  hasta después de que la flor (el fruto del Espíritu), aparece. Solo entonces reconocemos que todo lo que ha pasado valió la pena.

“Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.” Lucas 5: 1-3

Debido a que la gente presionaba para oír, Jesús entró en una barca (nuestra experiencia espiritual), e hizo que la apartarán un poco de la orilla para enseñarles. Ese hecho de “apartarse un poco” se refiere a la experiencia de ir a una atmósfera espiritual diferente (invernadero- actividad divina), en donde vamos a recibir una atención personal y directa del Señor (Él entró en una de sus barcas) para prepararnos para algo más elevado: ser “llevados a las profundidades.”

 “Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mara adentro, y echad vuestras redes para pescar.”

Note que el Señor no se quedó en la orilla para enseñarles. Nos es difícil aprehender el propósito y la intensidad de lo que Jesús estaba haciendo cuando Él se retiró un poco de la orilla. Jesús se movió de las circunstancias normales de la vida (la tierra, donde tenemos el control), y entró en una nueva atmósfera (agua, donde Él está en control) para preparar a los discípulos. Luego de esto entonces dijo: “Boga mar adentro,” lo cual significa ir más allá a lo profundo de los propósitos de Dios.

 “Yo amo a los que me aman; y me hallan los que temprano me buscan… para hacer que los que me aman tengan su heredad y que yo llene sus tesoros.” Proverbios: 8: 17,21

Esta palabra “temprano” tiene un significado especial que va más allá de la idea del primer “pensamiento en la mañana.” A mí no me gustaba ir al invernadero con la carreta de tierra ya que en su interior hacia un calor intenso. “Temprano” significaba que yo tomaba la carretilla y entraba en el invernadero porque sabía que el Señor me estaba dirigiendo a hacerlo y que había un propósito superior al de llevar simplemente la carreta con la tierra.

Aunque yo no entendía, sentí que había algo en el calor de esa atmósfera que lograría lo que el Señor deseaba. Mi parte era creerlo y actuar sobre esto. “Temprano” significa que yo no desperdiciaba tiempo precioso luchando con mis sentimientos contrarios.

El Señor tiene un “invernadero” particular para cada uno de nosotros el cual va a exponer nuestra necesidad para luego cambiarnos acorde con Su deseo y propósito, no obstante nosotros debemos estar dispuestos para entrar allí.

Hay cierta clase de flores que pueden crecer casi en cualquier lugar, pero si requerimos una flor especial para demostración, vamos a comprarla a un invernadero. Así mismo el Señor desea demostrar lo mejor de Su cuerpo: la novia, Él buscará de entre aquellos que están dispuestos a entrar o que ya han entrado en el invernadero de Su preparación y que han logrado la “substancia” espiritual.

Esta “substancia,” es la propia vida del Señor elaborada en nuestra vida, solo entonces nos convertiremos en un “testigo” de Su vida, cuando Su vida pueda ser vista en nuestra vida.

Algunos de nosotros estamos ante la puerta de un invernadero, dudando si  entramos o no. Que tengamos el ánimo para entrar sabiendo que nos vamos a convertir como una flor especial, que traerá deleite y satisfacción al Señor.