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Pero, La Alternativa Divina

Wade E Taylor

Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino de Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en todo Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Hechos 1: 6-8

Este pasaje de la Escritura marca una de los principales  momentos de transición en los tratos del Señor con sus discípulos. La palabra “pero” es algo determinante que señala ese tiempo de cambio. Desde este momento, Jesús comenzó a revelar por completo una nueva fase de Su ministerio.

La Iglesia, Su cuerpo, estaba  próxima a nacer y a través de un nuevo pacto iba a suministrarse el “poder” para el desarrollo y el funcionamiento de cada miembro de esta Iglesia.

No obstante, los discípulos de Jesús  estaban preocupados con pensamientos acerca del establecimiento de un reino terrenal. Ellos preguntaron: “¿Señor restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Si Jesús les hubiese insinuado que ese Reino iba a ser restaurado al menos dos mil años después, los discípulos habrían quedado devastados.

En lugar de hacer esto, Jesús les respondió: “No les corresponde saber los tiempos… PERO…” Entonces les dijo algo que hizo cambiar el enfoque que tenían respecto de algo que iban a “hacer” (gobernar) para dirigirlo hacia aquello en lo que ellos se convertirían (cualificar para reinar)

Jesús les dijo que iban a recibir un don especial, “un poder de lo alto” para que ellos se convirtieran en una extensión de Su vida y ministerio en la tierra, “Pero recibiréis poder después que el Espíritu venga sobre vosotros y me seréis testigo…” (no para dar testimonio)

En otras palabras les dijo: “Yo te daré poder y obraré en ti para que la manifestación de tu vida entre los hombres sea la manifestación de mi vida, por tanto, tú serás una demostración (testigo) de lo que yo habría sido, como si yo estuviera en la misma circunstancia en lugar tuyo.”

Tú recibirás un bautismo (inmersión) en el Espíritu Santo que te proveerá del poder para tu madurez espiritual para que puedas calificar y participar en la futura manifestación de mi Reino. Este es mi propósito en este tiempo, no el establecimiento de un reino externo y visible.

Luego el bautismo en el Espíritu Santo nos es dado para que podamos convertirnos (ser) en testigos. Su propósito principal es mucho mayor que capacitarnos para dar testimonio.

Esto es reiterado en Hechos 15:14, 16,17 en donde son anunciados estos dos pasos: “Dios visitó por primera vez a los gentiles para tomar de ellos pueblo para Su nombre” y luego: “Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, para que el resto de los hombres busque al Señor.”

Hoy nos estamos aproximando al fin del tiempo de este primer paso: “Dios está tomando un pueblo para Su nombre.” El segundo paso responde a la pregunta que los discípulos le hicieron a Jesús respecto del “cuando.” Vendrá en Su tiempo, de otra manera Jesús no les habría dicho “no os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones.

Anteriormente, Jesús se había referido a este “tiempo de procesamiento” cuando llamó a sus discípulos para que lo siguieran. Él le dijo a Pedro, que era un pescador, “Venid en pos de mí y  haré que seáis pescadores de hombres.” (Marcos 1:17). Pedro escuchó la palabra “pescar,” en lugar del proceso: “te haré pescador.”

Esa fue la razón por la que Pedro estaba constantemente interesado respecto al tiempo: “cuándo;” él estaba más interesado sobre cuál sería su posición en este Reino que en su tiempo de preparación para funcionar en ese Reino.

El Señor sabía que cuando las presiones vinieran, Pedro fracasaría por completo porque aún no había soportado ninguna experiencia para que lo cualificara ni había recibido el “poder habilitador” de la llenura del Espíritu Santo que lo preparara para esa clase de cosas.

En nuestros tiempos,  un mensaje sobre el “cuando” llama mucho la atención, sin embargo, la alternativa divina: “Pero” aún suena claramente.

Aún existen unos quienes están tan completamente identificados con Jesús que podrán decir como Él le dijo a Felipe: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” (Juan 14:9). Jesús estaba diciendo que Su vida reflejaba tan profundamente la vida de Su Padre, que Su Padre podía ser claramente identificado en Él.

Del mismo modo, nosotros vamos a reflejar de tal modo que somos “testigos de Jesús” que Su vida será fácilmente vista reconocida en nosotros. Deberíamos preguntarnos a nosotros mismo: ¿Mi vida refleja de tal manera a Jesús que Su vida puede ser reconocida a través de mi Vida?

Refiriéndose a sí mismo Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo, pero si muere lleva mucho fruto.” (Juan 12:24). La semilla debe reproducir exactamente según su propia especie, esta es la ley de la cosecha, que la cosecha será como la semilla sólo que grandemente multiplicada.

Este poder del “Bautismo en el Espíritu Santo,” es mucho más que ser bendecidos, o hablar en lenguas, aunque incluye este y mucho más. El corazón y el propósito del Bautismo en el Espíritu Santo es que recibamos el poder habilitador para convertirnos en testigos.

“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene detrás de mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.” Mateo 3: 11-12

Ser “bautizado en el Espíritu Santo” es otorgarle a Él “derechos de trono,” es decir, concderele el control total de nuestras vidas. “Recibiréis poder….. y me seréis testigos.”  Esto confiere al Espíritu Santo el derecho a liberar y limpiar por complete nuestras vidas para hacernos semejantes a la imagen de nuestro Señor Jesucristo.

Nuestro Señor tendrá unas personas bautizadas que serán como Él y que habrán cualificado para gobernar con Él en el día de Su reino venidero.

Sólo entonces la respuesta a “¿cuándo?” encontrará su plena manifestación.