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La Restauración de lo Apostólico

Queridos amigos en el llamado y propósito de nuestro Señor,

Ha comenzado el nuevo año y soy consciente del gran derramamiento del Espíritu de Dios que está próximo. En la progresión de su visitación hay aún un mover de Dios en el horizonte.

Nuestro ministerio se relaciona con la preparación de un pueblo para el propósito de los tiempos finales del Señor. Mi oración es que en la medida en que continuemos con nuestra website disponible y con las enseñanzas de mi padre usted sea fortalecido, equipado y empoderado para el tiempo en que estamos.

Que el Señor nos use para ayudar a nacer lo que está próximo a venir en la medida en dispongamos tiempo para dedicarlo en Su presencia.

Con oración ferviente,
Nancy Taylor Warner

La Restauración de lo Apostólico

Wade E Taylor

Hacia el final de la presente era habrá un empoderamiento del pueblo del Señor que irá mucho más allá de cualquier otra experiencia del pasado. Esto será una parte de la progresiva restauración del poder que experimentó la primera iglesia y que luego se perdió por completo en las épocas de tinieblas.

En los finales de este tiempo de tinieblas religiosas, Martín Lutero se levantó contra los que vendían indulgencias y proclamó que la salvación no podía ser ganada, sino aceptada como un regalo. Como consecuencia de esto, fue restaurado para la iglesia un verdadero ministerio “pastoral.

Gradualmente vino un entendimiento de que si somos salvados por gracia y nos convertimos en una “nueva creación,” entonces debería haber una evidencia de esto. Apareció John Wesley y comenzó a enseñar el proceso de santificación y entonces surgió el movimiento metodista (método). De esta manera fue restaurado un ministerio de “enseñanza” para la  iglesia.

Muchos comenzaron a ser estimulados, por la convicción de que esta salvación había cambiado sus vidas, a compartir su experiencia con otros, entonces, Whitifield y otros comenzaron a proclamar el Evangelio, y el “evangelista” fue restaurado para la iglesia.

Continuando con esta progresión, vino la necesidad de ser empoderados para ejercer esos ministerios entonces se hizo realidad el bautismo en el Espíritu Santo. En la medida en que el Espíritu Santo comenzó a moverse en la Iglesia fueron restaurados el “ministerio” profético junto con el oficio de profeta. Esto se hizo muy evidente en la “Visitación de la lluvia Tardía” durante la década de 1950.

“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles, a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.” Efesios 4:11-12

De acuerdo con este pasaje de la Escritura, hay cinco operaciones de ministerio que son evidentes y operan en la Iglesia. En la progresión histórica que vimos anteriormente y que comenzó con Martín Lutero, cada uno de esos ministerios han sido restaurados para el cuerpo de Cristo, con la excepción del apostólico. Hablo acerca del ministerio apostólico que es confirmado por señales y que aún está por ser restaurado.

Un ministerio apostólico es tanto creativo como pleno de autoridad. Tiene que ver con poner a cada miembro del cuerpo de Cristo en su lugar específico para que pueda funcionar adecuadamente bajo la autoridad de la Cabeza. En el funcionamiento del ministerio apostólico hay tanto consecuencias como efectos.

“Y Dios dijo, sea la luz, y fue la luz.” Génesis 1:3

 “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.” 2 Corintios 12:12

En el ambiente religioso actual, la Palabra del Señor puede ser aceptada o rechazada con muy poca consecuencia evidente. Esto cambiará próximamente cuando sea restaurado el ministerio apostólico. La palabra será ministrada de nuevo con autoridad. Para que una autoridad sea efectiva se requiere que sea respaldada por la fuerza. Para ilustrar el asunto podemos recordar lo que pasó con Ananías y Safira, Hechos 5:1-11

El tiempo para esta restauración de este orden apostólico está muy próximo y requiere previamente, de un extensivo tiempo de preparación y tratos en la vida de quienes son llamados a esto puesto que la autoridad y el poder no pueden ser concedidos a los novicios para que sean usados indebidamente. El Señor es muy cuidadoso con respecto a quien le va a conceder autoridad creativa.

En consecuencia, hay una intensa obra interna del Espíritu Santo que está teniendo lugar en este tiempo. El Señor probando severamente a muchos para ver cómo responden en preparación para la restauración apostólica que viene.

 “Porque el Señor al que ama disciplina, y azota a todo aquél que recibe por hijo.” Hebreos 12:6

Estos “hijos” son aquellos que han respondido correctamente a este tiempo de disciplina. En su primera venida, Jesús escogió un título para identificarse a sí mismo y mostrar quien era. El no usó el término “Mesías” sino que se identificó como “Jesús de Nazaret” y la gente religiosa de ese tiempo repulsó este título.

Nazaret era una ciudad entre el mundo Judío y el de los Gentiles. Nazaret era el lugar de residencia para un judío que se había casado con un gentil por tanto era rechazado por los judíos. También era el lugar de residencia para un gentil que se había casado con un judío y que por tanto era rechazado por los gentiles. En ninguno de los dos mundos eran aceptados solo en Nazaret.

Si Él hubiese escogido ser conocido como “Jesús de Belén” o como al “Apóstol Jesús,” habría sido aceptado por todos. Al escoger llamarse “Jesús de Nazaret,” sólo podía ser reconocido por los que tenían discernimiento, estos  podían saber quién era Él. Hubo unos quienes percibieron que Él tenía algo especial como Nicodemo, este le llamó “maestro.” Jesús no necesitaba ningún título había algo en Él que atraía a otros.

En esta próxima restauración de la plenitud del ministerio apostólico los que están siendo llamados a este ministerio habrán sido tratados de tal manera que podrán funcionar en un espíritu humilde, reconociendo siempre a Jesús como Su cabeza y deseando que sólo Él sea visto.

Como consecuencia de esto habrá un ministerio pleno de autoridad con consecuencia que llevará al Cuerpo de Cristo a un orden divino. Hoy en día el Cristianismo es tomado a la ligera y es objeto de muchas bromas.

Todo esto cambiará pronto y de nuevo el temor de Dios será restaurado en la medida en que este ministerio apostólico con consecuencia comience a funcionar.