Wade E Taylor
“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir a su esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.” Mateo 25: 1-2
Había un mismo número de personas en cada grupo. Las prudentes participaron de las bodas del cordero pero las necias quedaron excluidas del mismo. Hay diferentes interpretaciones referentes a las vírgenes insensatas con respecto a su estado espiritual. Algunos dicen que estas no eran salvas, pero ellas tenían lámparas (tenían salvación) y todas fueron al encuentro con el Novio, (igualdad de oportunidades).
“Al que venciere yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en Su trono.” Apocalipsis 3:21
Para que podamos estar entre aquellos que son vencedores y que reciben la recompensa, debe haber la posibilidad de que no seamos un vencedor. Así, para poder ser vencedores se requiere un esfuerzo de nuestra parte.
“Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos…” Filipenses 3: 14-15
Pablo reconoció que nos corresponde una parte en el proceso de recibir la recompensa. Las cinco vírgenes prudentes se unieron al Señor en las bodas del cordero y en consecuencia recibieron el derecho a sentarse con Él en su trono, pero las insensatas no recibieron esto. En ese día, cada uno de nosotros seremos hallados o entre las prudentes o entre las insensatas.
La parábola de las diez vírgenes revela sobre la oportunidad que tenemos de convertirnos en vencedores. Las sabias mantuvieron aceite para sus lámparas, pero las lámparas de las insensatas estaban a punto de carecer de aceite.
Hubo pues una diferencia entre esas vírgenes. Se requiere que tomemos una decisión para determinar en cual grupo vamos a estar, de esto depende que seamos o no vencedores.
“Manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas continuamente. Levíticos 24:2
El “aceite” es el resultado de mantener activa nuestra relación con el Señor.
A las vírgenes necias les fue dicho que fueran y compraran aceite para ellas mismas; luego regresaron con el aceite que habían conseguido. Hay una gran visitación de Dios que está por venir en la que las multitudes serán bendecidas, sin embargo, la recompensa será enormemente disminuida ya que la oportunidad de convertirse en vencedor ya ha pasado.
“Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y cerró la puerta. Mateo 25:10
Debido a que será mucho más fácil recibir al Señor durante esta visitación en los tiempos finales, puede no haber una oportunidad para estar entre las cinco prudentes.
“Después vinieron también las otras vírgenes diciendo:
!Señor, señor, ábrenos¡ Más él respondiendo dijo: De cierto os digo, que no os conozco.” Mateo 25:11-12
Algunos interpretan este versículo entendiendo que se trataba de personas que no son salvas. Sin embargo lo que el Señor les estaba diciendo era que Él no las aprobaba como “un vencedor” y que no las conocía en ese tipo de relación con Él, por tanto, no estaban entre las prudentes, ellas habían perdido la oportunidad de convertirse en un vencedor, Él no las reconoció como Su Novia.
Hoy, bajo las presiones de nuestras actuales circunstancias, tenemos la oportunidad de comprar aceite haciendo que nuestras lámparas ardan brillantemente de modo que podamos ser contados entre las sabias.
Que podamos dedicar tiempo de calidad en Su presencia y hacer nuestro voto o decisión por estar entre aquellas que son sabias.