por Wade E Taylor
“Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus extractores; pues he conocido sus angustias y he descendido para librarlos….” Éxodo3: 7-8
Cada uno de nosotros tiene necesidad en alguna área de su vida personal o tiene una carga por otra persona. Para que esta “palabra” pueda tener un pleno significado personal, ponga su nombre o el nombre de alguien por el que usted pueda orar en el lugar donde dice “mi pueblo” y luego, en oración ferviente lea está “palabra” del Señor: “Ha descendido para liberarme o para liberar a…..”
En lo que concierne al área en la que usted necesita intervención, Jesús está diciendo: “Yo conozco tus angustias, y he descendido para liberarte.” El Señor siempre está “descendiendo” porque Él es omnipresente no obstante, este descenso es algo más que la visitación de Jesús a una persona en particular a una localidad, se trata de una intervención directa del Señor en relación con una necesidad específica.
“Más tú cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Mateo 6:6
“Tu Padre te recompensará en público.” Esto habla de la aprobación o el favor personalizado del Señor a través de Su presencia visible- “He descendido.” Cuando oramos debemos creer que el Señor no sólo está presente sino también que Él está poniendo especial atención a nuestra oración: “Tu Padre que ve en lo secreto…” Esto va más allá de nuestra habilidad para entender, pero lo cierto es que podemos experimentar y gozar el fruto de esta experiencia.
“Pero si fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6
El Señor se revelará o se manifestará a aquellos que ferviente y diligentemente buscan Su presencia,
“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Juan 14:21
La palabra “manifestaré” significa que el propio Señor se hará conocer personalmente a nosotros a través de uno de nuestros cinco sentidos físicos o de la combinación de algunos de estos cinco sentidos. Esto significa que vamos a percibir a través de nuestros sentidos físicos, no solo la realidad de la presencia del Señor, sino sus sentimientos o sus pensamientos como persona.
El Señor desea hacerse conocer a nosotros. Moisés nos provee un excelente ejemplo de esta clase de experiencia.
“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta el monte de Horeb, monte de Dios.” Éxodo 3:1
Moisés había sido criado en el palacio del faraón, aunque sabía que el “llamado de Dios” reposaba sobre su vida. Debido a esto, cuando él vio que un israelita era afligido por un egipcio, lo liberó de este, “Porque él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya, más ellos no le habían entendido así.” (Hechos 7: 22-25).
Como consecuencia de su acción, Moisés huyó al desierto a donde vino a cuidar a las ovejas de Jetro, el sacerdote de Madián. Él no estaba operando en su llamamiento pero no se desanimó ni se resintió por estar guiando aún a las “ovejas” hacia la montaña de Dios.
“Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés¡ Y él respondió: Heme aquí.” Éxodo 3:2-4
Esta “llama de fuego en medio de una zarza que no se consumía” habla de la presencia manifiesta del Señor que aún está disponible para nosotros.
Si entendemos y practicamos lo que sigue, seremos llevados a una abundante experiencia de vida espiritual en comunión y compañerismo con Jesús. Note que el Señor no le habló a Moisés sino después que él “iba a ver,” cuando él regresó a ver. El Señor había estado esperando que Moisés advirtiera y respondiera a Su presencia manifiesta en esta zarza que ardía.
Por el tiempo en que Moisés tuvo esta experiencia llevaba ya cuarenta años en el desierto. Esta zarza que ardía ha podido estar allí por años, pero Moisés estaba tan concentrado en avanzar hacia el monte de Dios (actividad religiosa) que aún no había podido ver aquella zarza. Finalmente su propia habilidad vino a quedar tan reducida que pudo advertir la existencia de la zarza y estuvo dispuesto para regresar a verla.
Esta zarza ardía pero no se consumía. Esto nos dice que en este tiempo presente la zarza aún está ardiendo y se refiere a la manifestación de la presencia del Señor para intervenir. Hoy muchos cristianos tienen la idea de que la presencia del Señor puede ser hallada sólo en las cosas que ellos están haciendo para el Señor, pero Él tiene mucho más que ofrecernos. Él desea traernos a una relación de cooperación con Él en la que obramos junto con Él.
En consecuencia, el Señor requiere que vengamos al final de nuestra propia fuerza y que lo reconozcamos, sólo entonces Él responderá.
La expresión: “Iré yo ahora y veré” es la clave para que la presencia del Señor se haga manifiesta a nosotros. Usualmente decimos que estamos esperando por el Señor. Sin embargo, el Señor está esperando por nosotros. Es muy importante que reconozcamos y respondamos a Su aproximación. Si no respondemos a la presencia del Señor ahora, durante el tiempo de Su regreso no responderemos tampoco. Es muy importante que reconozcamos y regresemos a ver Su presencia ahora en cualquier medida que Él pueda desear aparecer o venir a nosotros.
La respuesta del Señor fue: “He descendido.” Él siempre está descendiendo (Su omnipresencia), pero Él se está refiriendo a la manifestación o al desarrollo de una revelación de Su presencia manifiesta. Cuando Moisés se volvió, el Señor dijo:
“No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.” Éxodo 3:5
Anteriormente, Moisés había estado tomando la iniciativa. Ahora, debido a que se detuvo y regresó a ver, es el Señor quien ha tomado la iniciativa. Muchos que aman y sirven sinceramente a Jesús, también han estado tomando la iniciativa en la búsqueda de Su presencia y de Su voluntad. Que nosotros también hagamos a un lado todas esas presiones de la actividad religiosa y nos volvamos a esperar en Su presencia. Sólo entonces el Señor podrá pedirnos que nos quitemos nuestro calzado (nuestro trabajo para el Señor).
Esto requiere que conozcamos la voz del Señor y también que estemos dispuestos a obedecer en respuesta a lo que escuchamos de Él. Hay una progresión en nuestra experiencia de vida cristiana que si la seguimos nos guiará al lugar en el que estaremos dispuestos y expectantes para regresar a ver de modo tal que el Señor podrá revelar Su presencia manifiesta a nosotros.
Muy pocos reconocen el valor de un cielo abierto donde el “Hijo” puede realmente “brillar” sobre los Suyos. Un cielo abierto no es algo que acontece simplemente, sino que debe ser buscado y cultivado diligentemente.
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2ª Corintios 3:18
Es la gloria manifestada del Señor lo que nos cambia (transformados de gloria en gloria). ¿Alguna vez usted ha sentido la unción en alguna canción o mensaje que ha escuchado? ¿De qué manera la unción tocó este CD? La máquina no es sensible a la unción pero hay una explicación. La unción tiene un componente eléctrico que es captado por el micrófono y grabado en el CD. Así que si una persona es ungida, esa unción será trasmitida en el CD.
Hay un componente eléctrico al interior de nuestro ser físico. Todos hemos experimentado una especie de shock eléctrico luego de caminar a lo largo de una alfombra seca. Al hacerlo recogemos una carga eléctrica que luego es liberada cuando tocamos algo que está haciendo contacto con el suelo. Del mismo modo cuando estamos en la presencia de la unción es como si quedáramos “cargados.” Esta carga afecta todo nuestro ser y luego cuando entramos en contacto con otro es impartida a ellos.
Cuando nos ponemos bajo un ministerio ungido, pasa algo más que nuestro simple entendimiento del mensaje. Hay una realineación de nuestro espíritu que nos cambia, de modo que nos hacemos espiritualmente sensitivos y hambrientos. La unción crea en nuestro interior una capacidad para Su presencia y esta nos cambia en Su Imagen.
En nuestra vida cotidiana nos movemos en un mundo que es “sin forma.” Es sólo cuando Dios interviene y habla, que la tierra toma forma y se hace productiva. Así mismo, cuando nos ponemos bajo la influencia de Su unción o de la manifestación de Su presencia, tomamos una “sustancia espiritual” y nos hacemos productivos.
Después que Moisés regresó a ver la zarza pudo regresar a Egipto y liberar a Israel. Esto ocurrió porque él permaneció en la presencia de la “zarza que ardía.”
En la medida en que nos volvamos para dedicar tiempo en la presencia del Señor, vendrá como consecuencia una realineación de todo nuestro ser con lo que es Espiritual. Por esto es muy importante que nos pongamos bajo un ministerio ungido.
Una congregación puede tener una enseñanza excepcional de la Palabra pero puede no manifestar la presencia del Señor. Otra iglesia puede carecer de esa clase de enseñanza pero tiene la permanente presencia del Señor. La persona sabia, que es espiritualmente hambrienta debería escoger estar bajo la unción ya que esto es más importante, no obstante ambos pueden ser hallados, el cielo tiene que venir a la tierra.
Cuando venimos a la revelación de Su presencia, la estructura molecular de nuestro ser cambia y adquirimos una sensibilidad a Su voz y a Su presencia y es en Su presencia que el Señor nos cambia a Su imagen.
Es aquí, cuando nos regresamos a ver Su presencia y que abrimos nuestro espíritu, que estaremos listos para cumplir nuestra parte en traer la libertad que el pueblo del Señor necesita desesperadamente.