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La Intención de Nuestro Corazón

por Wade E Taylor

El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres y estando en la condición de hombre, se humilló asi mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2: 6-8

Desde la eternidad, el Hijo de Dios tuvo una posición de igualdad con Dios. A pesar de esto Él hizo a un lado esta condición, voluntariamente, para poder identificarse con la humanidad y pagar el castigo por el pecado del hombre. Fue a través de la obediencia y el sufrimiento que Él entro, experimentalmente, en la posición como Salvador aunque pudo haberlo hecho de un modo más fácil ya que era suya por derecho propio puesto que era “El cordero de Dios que había sido inmolado desde la fundación del mundo.” (Apocalipsis 13:8)

Jesús se sometió así mismo a las disciplinas y pruebas de la vida para poder calificar a través de la “experiencia” así como por su “identidad” como nuestro Salvador.

Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.” Hebreos 5: 8-9

Jesús había puesto este asunto dentro de Su ser y Su corazón fue recto hacia Dios. Internamente, Él estaba determinado a pagar el precio para que se cumpliera la voluntad de Dios aunque esto le costara Su vida.

“Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé,; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que  no seré avergonzado. Isaías 50:7

Debido a la obediencia a la voluntad del Padre, Jesús se humilló a sí mismo y se hizo el Cordero de Dios en la cruz del Calvario y murió por nosotros derramando Su sangre para que pudiésemos ser limpiados. Debido a esto, el Padre lo trajo a la vida de resurrección y lo exaltó.

“Por lo cual Dios también lo exaltó hasta la sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús, se doble toda rodilla…” Filipenses 2: 9-10

Este nombre, “Jesús” (Mateo 1:21), lo identifica a Él por siempre con los redimidos por quienes dio Su vida. En la vida de David podemos encontrar un paralelo con esta experiencia. 

“Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido. Y Jehová respondió a Jehová: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” 1 Samuel 16: 6-7

Samuel habría escogido a quien en apariencia reunía las condiciones para ser ungido, sin embargo, el Señor le mostró un método diferente de calificación: “La intención del corazón.” Este principio es ejemplificado en el rechazo de Dios hacia Eliab y en su elección por David para el trono de Israel.

Más tarde, David fue severamente probado cuando Saúl se volvió contra él pero bajo la extrema presión, David escogió al Señor y Sus caminos. Su experiencia durante estos tiempos de prueba es recordada en el Salmo 27: 1-4 

“Jehová es mi luz y mi Salvación; ¿de quién temeré? … Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón …. Una cosa he demandado a Jehová esta buscaré….” Salmo 27: 1-4

Dios vio que David lo escogería a Él en las dificultades que enfrentaría y luego dijo de él que era “Un hombre conforme a Su corazón.” (1 Samuel 13: 14)

Otro ejemplo de este principio es revelado en la elección que Dios hizo de Jacob, el engañador, sobre Esaú. “A Jacob amé mas a Esaú aborrecí.” (Romanos 9:13). A primera vista esta Escritura parece indicar que la “aprobación divina” es una elección arbitraria hecha por Dios. Sin embargo, la elección del Señor se fundamentó en un principio.

En apariencia, Esaú habría hecho la elección correcta. Él era el primogénito, y cuando su padre le pidió comida, él se dispuso a conseguirla para él. (Génesis 27: 1-4). Jesús dijo que Su carne comida era hacer la voluntad del Padre. (Juan 4:34)

Cuando Esaú estuvo bajo la presión de una intensa  hambre, despreció la bendición de Dios, vendió su primogenitura por un plato de sopa, y recibió una satisfacción temporal. (Génesis 25: 29-33). Jesús enfrentó esta misma prueba en el desierto pero rechazó convertir las piedras en pan para satisfacer Su hambre.

 “No solo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Mateo 4:4

Mientras Esaú estaba buscando comida para su padre, Jacob engañaba al mismo para que le impartiera la bendición en lugar de su hermano. Más tarde cuando Jacob estuvo bajo una intensa presión, salió a la luz la verdadera calidad de su carácter. Jacob había huido de Esaú y estaba regresando al hogar con todas sus posesiones. En Génesis 32:6-8 se dice que Jacob fue advertido de que todas sus posesiones estaban en peligro ya que Esaú  venía contra Él con cuatrocientos 400 hombres. Entonces Jacob humilló su corazón delante del Señor y pidió por Su ayuda. (Génesis 32: 9-12).

“Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía. Asís se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. (Génesis 32: 23-24) 

Él envío todas sus posesiones a Esaú en dos compañías separadas y luego permaneció solo para ver que le ocurriría al primer grupo enviado a Esaú. Su plan fue que si Esaú destruía al primer grupo, él podría tomar al segundo grupo y escapar. Entonces, un ángel vino y luchó con él, o lo detuvo durante este tiempo de presión extrema. (Génesis 32: 24-26).

Jacob pudo haber empujado al ángel para deshacerse de él y salir a proteger sus posesiones, pero no hizo esto. En su lugar, él detuvo al ángel hasta que recibió una bendición del  Señor. El corazón de Jacob estaba puesto en el Señor, él puso al Señor de primero cuando estuvo bajo intensa presión, por tanto, fue cambiado por el Señor.

“Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre?  Él respondió: Jacob (engañador), Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido.” Génesis 32:27-28

Jacob recibió  un cambio de su naturaleza, junto con una posición y poder. Esaú quien había preferido satisfacer el hambre de sus estomago la perdió.

Dios nos trata de acuerdo con la “intención de nuestro corazón.” Esto es, de acuerdo con lo que verdaderamente deseamos ser.

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6

Nuestra actual condición será cambiada por el Señor si verdaderamente lo ponemos a Él de primero y si confiamos en Él.

 “Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé, puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.” Isaías 50:7