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Convertirnos en una Rueda dentro de la Rueda

Wade E Taylor

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó así mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres y estando en la condición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz.” Filipenses 2: 5-8

Jesús se despojó de su forma divina  y nunca hizo nada por sí mismo. Él solo dijo e hizo lo que Su padre habló e hizo a través de Él.

“Les dijo pues Jesús: Cuando hayáis levantado al hijo del hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo.”  Juan 8:28

Nosotros también debemos rendir totalmente nuestras vidas para que la vida del Señor Jesús pueda ser vista a través nuestro.

 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó así mismo por mí.” Gálatas 2:20

Aquellos que han sometido la totalidad de su ser a la cruz (ya no vivo yo), están siendo preparados para funcionar como un “mártir viviente.” Estos son los que han muerto de manera tal a sus vidas (se han hecho transparentes) que en ellos sólo puede ser visto y oído Jesús.

 “Cuando Él venga para ser glorificado en Sus santos…..” 2 Tesalonicenses 1:10

Estamos muy cerca del tiempo cuando  Jesús vendrá del interior de aquellos que se han hecho “vencedores” (santos) para ser glorificado.

 El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del crisólito. Y las cuatro tenían una misma semejanza; su apariencia y su obra eran como una rueda en medio de la rueda.Ezequiel 1:16 (Subraya fuera de texto.)

Todo lo que Jesús hizo en un cuerpo singular en Su primera venida, lo hará de nuevo a través de un cuerpo colectivo en su Segunda venida. Esta es la clave para nuestro entendimiento sobre la “rueda” (el Señor) que está dentro de una “rueda” (nosotros) en que el Señor viene desde el interior de nuestras vidas para cumplir Sus propósitos de los tiempos finales a través nuestro.

 “Y miré, y he aquí venia del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente.” Ezequiel 1:4

Este pasaje describe la “gloria” que será manifestada a través de aquellos a quienes el Señor ha preparado para este propósito. Esta es una descripción de un cuerpo colectivo de vencedores funcionando en la gloria de los tiempos finales que conducirá al establecimiento del gobierno milenial de Dios en la tierra.

“He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino..!” Jeremías 4:13

Esta “gloria” es la gloria de un soberano que se ha establecido en poder y autoridad y está en completo control de todo lo que está ocurriendo. Nosotros estamos aprendiendo como funcionar bajo este alto nivel de unción y poder de los últimos tiempos ya que estamos viviendo en una época en la que Jesús va a comenzar a revelar Su gloria manifiesta con el fin de preparar “vencedores” para Sus propósitos.

Esta manifestación de gloria se refiere al hecho de que el Señor venga a nuestras vidas como una “rueda (que está) dentro de una rueda” para establecer Su Reino milenial. Esta es una gloria en movimiento en la que Él podrá, a través nuestro,  cumplir Sus propósitos para los tiempos finales.

Esta gloria afectará enormemente a las naciones y a toda la humanidad.

“Y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante.” Ezequiel 1: 5-6,9

Tener la “semejanza de un hombre” habla de rendir nuestras vidas por entero al Señor al punto tal que nos convertiremos  en una expresión manifiesta de la vida de Jesús en la cual operaremos como una parte de ese cuerpo “colectivo” de Cristo.

“Cada uno tenía cuatro caras” El hecho de tener “cuatro caras” habla de nuestra identidad con el Señor como un ser espiritualmente maduro ya que cada uno de nosotros tiene una parte o función diferente dentro de esta “rueda.”

Como una “novia” vamos a estar totalmente sometidos al Señor (Apocalipsis 19:7); como un “hijo” vamos a entrar en una relación de cooperación con el Señor en la ejecución de Sus propósitos (Cantar de Los Cantares 7:11). Como un “vencedor” vamos a ser cualificados para poder estar sentados con Jesús en Su trono (Apocalipsis 3.21). Como un “hijo varón” vamos a ser empoderados para movernos en autoridad delegada. (Apocalipsis 12:5).

Dado que en el cuerpo de Cristo no hay hombre ni mujer, estos son tipos representativos. De este modo, la rueda y la voluntad de Dios pueden ser consideradas como sinónimos ya que cada una habla de nuestro movimiento junto con Jesús en gloria, armonía y obediencia.

“Cada una tenía cuatro alas. Cada uno de nosotros ha edificado dentro de sí la habilidad para levantarse y moverse en los planos más elevados de lo espiritual.

 “Pero los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.” Isaías 40:31

“Ellos no se volverán cuando vayan.” No volverse habla de nuestra sumisión a este  alto llamamiento en el que el Señor se mueve a través nuestro para establecer Su reino milenial hasta que este cubra toda la tierra:

“Cada uno caminaba derecho hacia adelante.” Es pasaje se refiere a aquellos que estaban  totalmente comprometidos con los propósitos del Señor y que no eludían  su responsabilidad para hacer la parte que les correspondía en el establecimiento del Reino Milenial de Dios.

 “Y los seres vivientes corrían y volvían a semejanza de relámpagos.” Ezequiel 1:14

Este pasaje habla de la “transportación en el espíritu” que tendrá lugar de modo creciente en los tiempos finales.

“Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos; como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos.” Ezequiel 1:13

Tener el aspecto  de “carbones de fuego encendidos” habla de nuestro ser bajo una pesada unción así como de experimentar una clara percepción y dirección espiritual operando a través de los siete espíritus de Dios viendo y entendiendo lo que otros ni pueden ver ni pueden entender.

“He dispuesto lámpara a mi ungido.” Salmo 132:7

No sólo somos limpiados y purificados en gloria (Isaías 6:5), sino que también somos cambiados “de gloria en gloria.” (2 Corintios 3:18).

 “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente.” Daniel 7: 9

 “Fuego irá delante de Él, y abrazará a sus enemigos alrededor. Sus relámpagos alumbraron al mundo; la tierra lo vio y se estremeció.” Salmo 97: 3-4

Este pasaje habla del gobierno de una “vara de hierro” (Apocalipsis 2:26-27; 12:5). Esta es la palabra con consecuencia, la cual purgará y limpiará la tierra.

“Hacia donde el Espíritu les movía que anduviesen, andaban; hacia donde les movía el espíritu que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.” Ezequiel 1: 20-21

La “rueda” (el Señor), que está dentro de la rueda (nosotros), operará en la visitación de los tiempos finales en los que multitudes serán salvadas, los juicios de la tribulación completados y el reino de Dios será establecido. Como resultado de esto “todo ojo le verá” (Apocalipsis 1:7)

Esto habla del señor viniendo soberanamente a nuestras vidas por medio de una intervención divina moviéndose a través nuestro para cumplir Sus propósitos en los tiempos finales. Esto trasciende cualquier fe o habilidad que podamos tener. Debido a que este es un llamamiento muy alto, se requiere de un total compromiso y pureza de vida que va mas allá de cualquier otra cosa que se nos haya requerido.

Seremos levantados, a través de un acto específico de intervención (una parte de su segunda venida), a Su gloria manifestada en la cual nos será dada la habilidad para funcionar con autoridad en los propósitos de Dios. Estamos viviendo en los últimos días, en el final de un tiempo de preparación en el cual, aquellos que respondan serán llevados a este elevado nivel de unidad corporativa haciéndose uno con el otro y con Jesús, para que podamos convertirnos en la expresión de Su vida y ministerio.

“Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán  la tierra; y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.” Isaías 60: 1-3

Aún no ha tenido lugar la más grande visitación que el mundo ha de experimentar con un doble propósito: Primero, el llamamiento de un pueblo hacia una relación de cooperación con el Señor en los tiempos finales, segundo, el juicio sobre las naciones que tendrá lugar a través del funcionamiento u operación de esta “rueda que está dentro de la rueda.”

“Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto con ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban.” Ezequiel 1:19

En este tiempo presente, el Señor está comenzando a levantar “pioneros” en Su presencia y estos están comenzando a “degustar” la era porvenir.

 “Y así mismo gustaron de la Buena palabra de Dios y de los poderes venideros.” Hebreos 6:5

Luego de que, como precursores, respondamos apropiadamente a este proceso, seremos capacitados para funcionar en poder habiendo gustado la autoridad del reino con consecuencia.

 “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero: como yo también la he recibido de mi padre.” Apocalipsis 2: 26-27

Este pasaje se refiere al funcionamiento de esta “rueda dentro de la rueda,” al Señor moviéndose en Su gloria manifestada para establecer Su Reino milenial en la tierra.

 Esto no vendrá a nosotros durante la noche, sino que es una progresión que nos llevará a este nivel de actividad divina mucho más elevado.

 “Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.” Apocalipsis 12:5

La Palabra nos dice que tanto el hijo varón como aquellos que son “vencedores” (Apocalipsis 2: 26-27) gobernarán todas las naciones con una “vara de hierro.” Estos son uno y el mismo y fueron vistos por Ezequiel como la “rueda (el Señor) dentro de la rueda (nosotros) que se movía sobre sus cuatro lados.”

El corazón de Dios está buscando por aquellos que en el día de Su poder  (como lo hizo María) se levanten voluntariamente como intercesores (una María corporativa), para hacer nacer el propósito del Señor en la tierra. El Señor siempre se mueve y logra Sus propósitos a través de un agente humano.

Debemos ir, experimentalmente, a través del desarrollo gradual y progresivo de la operación del Señor que nos llevará al lugar en el que, como vencedores, estaremos listos para ser asidos como una “rueda” en la que el Señor, como una “rueda dentro de la rueda” puede venir a ejecutar Sus propósitos.

Sólo entonces el Señor podrá decirnos:

“Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor.” Mateo 25:23