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Convertirnos en Un Testigo

Wade E Taylor

“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres: y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” 1 Corintios 12:13

El “Bautismo del Espíritu Santo” se recibe al mismo tiempo en que se recibe la salvación en la cual somos inmersos o “puestos” en el Cuerpo de Cristo por el Espíritu Santo.

 “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.” 1 Corintios 12:27

“Todos somos bautizados en un cuerpo.” A través de la “regeneración” somos hechos un miembro específico de Su cuerpo, (un miembro en particular). Mientras crecemos espiritualmente, descubriremos nuestro lugar en el Cuerpo de Cristo (ubicación).  Es importante que conozcamos y operemos en este llamado y ministerio específico.

 “Un Señor, una fe, un bautismo.” Efesios 4:5

 Somos salvados solo una vez, por tanto no se trata de “un bautismo” con muchas inmersiones.

 “Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” Mateo 3.11

“El ….cuyo calzado no soy digno de llevar: Él os bautizará.” Este es el Bautismo de Jesús en el Espíritu Santo.”

La palabra “baptize” es un vocablo Griego que significa “sumergir.” A través de una experiencia intensamente poderosa en la que fuimos sumergidos en el Espíritu Santo, Jesús obtuvo el control de todo nuestro ser. Hay una indicación o señal que nos confirma si hemos sido plenamente sumergidos y es que hablamos en una lengua desconocida.

Escrituralmente no puede ser dicho que las lenguas es la “evidencia” de haber recibido el Bautismo en el Espíritu Santo. Sin embargo, el Señor ha provisto un “testigo” de la realidad de esa inmersión total. La Palabra nos dice que nuestra lengua es el miembro más indomable de nuestro cuerpo.

 “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz de refrenar todo el cuerpo.” Santiago 3:2

De este modo, cuando el Espíritu Santo obtiene control de este miembro (nuestra lengua), es razonable decir que todos los otros miembros están ya bajo Su control.

Cuando Moisés subió al monte, los hijos de Israel dijeron: “Todo lo que el Señor ha dicho, haremos.” (Éxodo 19:8). El antiguo testamento es un testimonio de que las buenas intenciones no pueden cumplir la ley de Dios ya que ellos fracasaron por completo. Se necesitaba algo más: la habilidad para obedecer, Ezequiel 36:26-27, revela un nuevo pacto a través del cual Dios nos da esta habilidad.

 “Os daré un corazón Nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne y pondré dentro de vosotros mi Espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos y los pongáis por obra.”

El bautismo en el Espíritu Santo nos es dado como el cumplimiento de la promesa profética de Ezequiel. Es el poder del Espíritu Santo que nos capacita para caminar y continuar caminando en obediencia a Sus estatutos. La palabra “poder” en Hechos 1:8 tiene el mismo significado de la palabra “haré” en Ezequiel 36:27. Esas dos palabras son una sola en su intención y propósito.

 “Pero recibiréis poder, después que  haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1:8 (Traducción literal de King James Version)

La palabra “pero” es una palabra transicional que viene del antiguo testamento al Nuevo testamento. Los Discípulos habían preguntado a Jesús acerca del Reino de Israel. Él les dijo que no les era dado conocer el tiempo cuando tendría lugar esto ya que primero había algo que tenía que ocurrir: “Pero recibiréis poder”

La palabra griega  para significar poder es “dunamis” de la cual viene “dynamo” (energía continua) y dinamita. El “poder” en Hechos 1:8 es mucho más que una experiencia de una sola vez.

Este “Bautismo de Jesús en el Espíritu Santo” (ser sumergidos), es una energía continua la cual hace (empodera) que guardemos y cumplamos Sus juicios. “Ser testigos para Jesús” habla de lo que somos no de lo que hacemos

El Señor va mucho más profundamente de decir que recibiremos “poder para servir.” Recibimos este poder para que nosotros mismos nos convirtamos en testigos, es decir, en la expresión de la vida de Jesús (me seréis testigos), en lugar de recibir poder para “dar testimonio.”

Jesús estaba diciendo que nosotros mismos vamos a convertirnos en la sustancia de Su presencia en la tierra después que esta sea tomada de la tierra. Esta experiencia de ser “sumergidos” en el poder del Espíritu Santo nos capacitará para convertirnos en este testigo. Vamos a morir a nuestra vida egocéntrica para convertirnos en la extensión de la vida de Jesús. La palabra griega usada en Hechos 1:8 como “testigo” significa mártir.

Para ser un mártir viviente, tenemos que morir a nuestra vida egocéntrica de modo que Jesús pueda expresar Su vida a través de nuestras vidas. Ser un “testigo” es la expresión de lo que me he convertido en Él. Como testigos de Jesús Su vida es reflejada a través de la gloria de Su presencia y en esa reflexión, Él puede ser visto por otros.

 “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2ª Corintios 3:18

Si vamos a dar testimonio, estamos diciéndole algo a alguien acerca de Jesús. Sin embargo, “ser” un testigo significa algo mucho más profundo. Lo que hemos visto ser, se convierte en algo muy importante, debido a que estamos diciendo o haciendo lo que Jesús haría o diría si Él estuviese aquí. Nos hemos convertido en la “expresión” de Su vida en la tierra en este tiempo presente. (Un mártir viviente)

Cuando Felipe dijo, “Muéstrame al Padre,” la respuesta de Jesús fue: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” (Juan 14:8-9). Jesús estaba diciendo: “Mi vida es testigo del Padre en tal medida que si tú me ha visto a mí, tú has visto al Padre.”

Nosotros también vamos a ser un testigo (una muestra) de Jesucristo. Por medio del poder del Espíritu Santo, vamos a poder decir: “Lo que estoy diciendo y haciendo es una reflexión de Jesús, de este modo, el que me ha visto a mí, ha visto a Jesús.”

Cada uno de nosotros ha recibido con expectativa  este “Bautismo en El Espíritu Santo” (ser inmerso en Su poder). Este poder esta potencialmente disponible para nosotros pero hay algo más que se requiere de nosotros antes de que podamos experimentar la activación de este poder. La versión King James de la biblia nos ofrece la correcta interpretación de este versículo: “Recibiréis poder después..”

Cuando respondemos adecuadamente, el poder se hará nuestro.

 “Pero recibiréis poder después que el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros…” Hechos 1:8

Note que este “Bautismo en el Espíritu Santo” es un don, un regalo, pero el “poder” es condicional. Este es sólo disponible a nosotros “después.” En tanto que nos hagamos aparte para esperar en el Señor y dediquemos tiempo con Él, recibiremos este poder capacitador. En consecuencia, el tiempo dedicamos al Señor es extremamente importante. Esta es la razón por la que el poder sólo puede venir “después.

 “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminaran y no se fatigarán. Isaías 40:29-31

Note la similitud de cada uno de estos pasajes: “Los muchachos se fatigan y se cansan….. pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas” y “Pero recibiréis poder después…”

Aquí está el secreto: cuando “esperamos” en Su presencia, el poder de Dios fluirá a nuestro ser. Podemos estar cansados, pero “los que esperan a Jehová, tendrán nuevas fuerzas.” Es esencial para nuestra salud espiritual que dediquemos tiempo de calidad en Su presencia, esperando en Él. Sólo entonces tendremos la energía espiritual para enfrentar los desafíos, pruebas y problemas de la vida.

Durante esos tiempos de “esperar en Su presencia” seremos traídos a una unión más estrecha con Jesús. En la cercanía de esa comunión, recibimos de Su vida y Su fuerza y junto con esto, venimos a un profundo entendimiento de los principios espirituales y las profundidades de Su Palabra se desplegarán delante de nosotros, lo cual hará que nos acerquemos mucho más a Él. No hay final para esto.

 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo mas Cristo vive en mi…”

Gálatas 2:20

En la medida en que morimos (hacernos un mártir viviente), a nuestra naturaleza adámica, Su vida hallará expresión a través de la nuestra (Ya no vivo yo).

Nuestra fuerza se agotará y fallaremos como lo hizo Israel. Pero, “los que esperan en Jehová, tendrán nuevas fuerzas. La palabra “nuevas” significa un intercambio de nuestra debilidad por Su poder o por Su fuerza, (el corazón del nuevo pacto). Así, recibimos este poder capacitador para convertirnos en la expresión de la vida de Jesús, sólo en la medida en que dediquemos tiempo a “esperar” en Su presencia.

Ahora, estamos listos para “ser” un testigo de Jesús (Su vida siendo expresada a través de nuestras vidas), revelándolo  y haciéndolo conocer hasta en las últimas partes de la tierra