Skip to content

¿A Cuál Iglesia Asistes Tú?

Wade E Taylor

 “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.” Apocalipsis 3:17

Aquellos dentro de esta iglesia están satisfechos y contentos con su actual condición espiritual y no se dan cuenta de que el Señor quiere participar activamente  en sus vidas pero no  experimentan esto continuamente debido a que su confianza está en todo lo que poseen (son ricos, se han enriquecido con cosas buenas). Esto aplica no sólo para la prosperidad material sino también para la riqueza espiritual que está disponible para nosotros hoy. 

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a Él y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis 3:20

Actualmente, el Señor está llamando a la puerta de su espíritu buscando una respuesta. Él está buscando por aquellos que son conscientes de que “falta algo” y están buscando una respuesta.

Hoy en día hay cristianos  como los que estaban en la “Iglesia de Laodicea.” Ellos han recibido mucho del Señor y piensan de sí mismo que son ricos y están satisfechos con las vestiduras de la salvación.

“Y le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.” Apocalipsis 7:14

Sin embargo, ellos aún son bebés espirituales (ciegos y desnudos), puesto que no tienen las vestiduras de bodas, el traje de la novia.

“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.” Apocalipsis 19: 7-8

En consecuencia, el Señor los llama “Tibios” y los amonestó severamente.

 “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” (Apocalipsis  3:15-16) 

Entonces, en amor, Él les mostró lo que debían hacer.

“Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé pues celoso, y arrepiéntete.” Apocalipsis 3:18-19

Jesús es visto estando afuera de la “puerta” que conduce a una relación espiritual activa con Él.

 “He aquí, yo estoy a la puerta, y llamo; si alguno oye mi voz, y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis 3:20

Él está llamando para atraer nuestra atención (si alguno oye), y poder ofrecerse a sí mismo para venir y tener comunión con nosotros.

Si comparamos la iglesia de Filadelfia con la iglesia de Laodicea, podemos descubrir que nuestra experiencia espiritual no se relaciona con los de Filadelfia sino con los de Laodicea, y también vamos a comenzar a entender todo lo que está disponible para nosotros y cuanto estamos perdiendo.

“Escribe el ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.” Apocalipsis 3: 7-8

Aquellos entre la iglesia de Filadelfia tienen delante de sí una puerta abierta. En Laodicea, la puerta está cerrada. En Filadelfia, la aprobación de Dios reposa sobre ellos y el Señor está haciendo que aún sus enemigos estén en paz con ellos mientras que los de Laodicea, están siendo disciplinados.

La palabra “Filadelfia” significa, amor fraternal pero allí hay más que eso, habla de una participación activa del amor, “Cenaré con él, y él conmigo.” Este nivel de relación es reconocido y tiene espacio para su operación entre la “iglesia vencedora,” la que será elevada hacia el Trono.

 “Y ella dio a luz a un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.” Apocalipsis 12:5

La “puerta abierta” que el Señor ha puesto ante esta iglesia vencedora habla de un lugar de entrada, fácil y disponible, al reino del Espíritu. Habla de la habilidad para entrar en la presencia del Señor en tal manera que Él no puede ser impedido para hacerse activo en medio de nosotros para lograr su propósito o para responder la petición que hemos puesto delante de Él.

Estos han aprendido como usar la “Llave de David” que abre la puerta a la misma presencia del Señor. Esta puerta abierta significa que podemos movernos fácilmente en el Reino del Espíritu, o que el Señor puede moverse fácilmente en nuestras circunstancias.

 “Después de esto mire, he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. Y al instante yo estaba en el Espíritu, y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, a uno sentado. Apocalipsis 4:12

Somos privilegiados de vivir en el tiempo de la “Parousia” de nuestro Señor. Esto habla de la venida literal del Señor que es precedida de su “Presencia manifiesta” y que está disponible para nosotros como nunca antes. Él está realmente llamando en la puerta.

Que podamos estar en calma lo suficiente para escuchar Su llamado cálido sobre la puerta de nuestro espíritu y entonces responderle.

Lo que operaba en Laodicea o en Filadelfia, son dos ambientes reales que pueden ser hallados en la iglesia de nuestro día.

Que cada uno de nosotros esté asistiendo al lugar correcto.