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Intercesión

por Wade E Taylor 

“Más tú cuando ores, entra en tu aposento y cerrada la puerta, ora a tu Padre que ve en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Mateo 6:6

Este pasaje  habla de la importancia y el poder de la oración privada y personal.

Ir a nuestro aposento y cerrar la puerta para orar es una experiencia muy privada y personal. Allí, en la privacidad de nuestro “lugar apartado” de oración podemos expresarle nuestro corazón al Señor. Expresarle nuestros más profundos deseos y sentimientos en oración es como una medicina para nuestra alma. No obstante existe una bendición mayor e importante, nuestro Padre Celestial escucha la oración secreta y Él nos recompensará en público.

Puesto que nadie está involucrado en nuestro tiempo de separación podemos permanecer orando en cualquier tiempo. Nosotros “escogemos” cuando orar.

La intercesión, sin embargo, es algo totalmente diferente puesto que nosotros “respondemos” a una carga intercesora con la que somos “impregnados” e intercedemos hasta que es “dado a luz.”

Esto habla de la importancia  y del poder de la intercesión privada y personal.

“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en la debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” Romanos 8:26

Debemos responder cuando esta impartición de una “carga intercesora” tiene lugar, luego el precio de ser un intercesor es muy alto puesto que la carga viene como una intrusión sobre nuestro tiempo y deseos personales. La intercesión puede venir con profundos gemidos como sucede en un proceso de parto. Tanto como sea posible esta impartición debe ser hecha en privado. Si alguien está en una reunión de santos puede ir discretamente a un lugar privado para dar a luz al proceso de intercesión.

Yo puedo decir: “Voy a orar ahora” o “Voy a esperar y orar más tarde,” más no puedo decir: “Voy a interceder ahora” o “lo haré más tarde,” solamente puedo decir: “Responderé a una carga de intercesión si soy movido por el Espíritu Santo para interceder.

La intercesión está en el corazón del Señor en  la intervención del Señor de los últimos tiempos. Es como una especie de “capacitación” que desatará y hará el camino para que el Señor venga sobre los asuntos del hombre. Así como Juan el Bautista fue levantado como un “precursor” del nacimiento y el ministerio de Jesús, así también, en nuestro tiempo actual está siendo levantado un “Juan Corporativo” (intercesores). 

 “Apareció en el cielo una gran señal en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando en cinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.” Apocalipsis 10: 1-2

Esos intercesores se convertirán en la “puerta” a través de la cual el Señor podrá afectar grandemente y alterar los asuntos de los hombres y de las naciones para prepararlos de modo tal que ocupen su lugar y funcionen en el Reino Milenial de Dios.

“Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.” Apocalipsis 12:5

Este “hijo-varón” no se refiere al nacimiento de Jesús en un pesebre hace dos mil años, puesto que el libro de Apocalipsis es una revelación de las “cosas que sucederán después de estas” (Apocalipsis 1:1). Es una revelación del futuro, no una afirmación del pasado.

Este “hijo-varón” es un cuerpo plenamente maduro y cualificado (de vencedores), de quienes Jesús se ha convertido en Su cabeza. Este movimiento ascendente puede ser imaginado como un “rapto” no como un escape lejos de la tierra, sino como el hecho de ser “levantados” para gobernar las naciones en poder y autoridad con consecuencia.

La “mujer” que da luz a este “hijo varón” es un cuerpo de intercesores comprometido que sale de entre la iglesia actual. Ella es vestida con el sol (Hijo) y tiene la luna bajo sus pies, esto es, ella recibe una revelación directa del Señor (El sol) la cual es impregnada directamente por Él a través de la intercesión,  no como un movimiento reflejado, o revelación indirecta (luna) recibida de otros.

Gobernar con vara de Hierro” consiste en nacer a través de la intercesión y ser levantado hacia un plano espiritual superior. Esto habla de la autoridad de los tiempos finales que será impartida a un cuerpo de vencedores que han sido preparados para que usen correctamente esta autoridad. Estos gobernantes “vencedores” traerán tribulación a los impíos e impartirán justicia, paz y gozo a los justos. Esto conducirá al establecimiento del Reino Milenial de nuestro Señor Jesucristo.

 “Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes.” Apocalipsis 5:9-10

Este cuerpo de vencedores es dado a luz de entre la iglesia de nuestro día y actualmente está siendo levantado en unción intercesora para producir los propósitos de los últimos tiempos del Señor.

Que cada uno de nosotros que está sintiendo esos dolores de parto, entienda y responda correctamente. Si no, que nos presentemos al Señor voluntariamente para que nos convierta en un intercesor.