Wade E Taylor
“Si vivimos por el Espíritu, andemos también en el Espíritu.” Gálatas 5:25
“Vivir en el Espíritu,” es un estado del ser en el que hemos muerto a nuestra vida egocéntrico y que hemos rendido la totalidad de lo que somos y tenemos a Jesús para que Él pueda vivir Su vida a través nuestro como un testigo en el tiempo presente.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo, más Cristo vive en mí…” Gálatas 2:20
“Ya no vivo yo.” Esto requiere que vivamos en un elevado plano de integridad y compromiso para mantener la necesaria sensibilidad espiritual que lo hará posible.
“Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” Gálatas 5:25 (Versión BBE).
“Andar en el Espíritu” es vivir un paso a la vez con cada aspecto de nuestra vida en total rendición y voluntaria obediencia a la voluntad y propósito de nuestro Señor.
En la medida en que caminemos con la disposición de nuestro espíritu elevado hacia el Señor, Su presencia y paz permanentes confirmarán que estamos caminando en el centro de Su voluntad.
Vivimos y andamos en el Espíritu
“Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones…” Colosenses 3:15
La palabra “gobierne” significa juzgar o arbitrar. Si damos un paso en falso, vamos a escuchar una voz de corrección (la convicción del Espíritu Santo), diciéndonos:
“Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha ni tampoco torzáis a la mano izquierda.” Isaías 30:21
Si deseamos experimentar lo mejor del Señor, deberíamos procurar vivir una vida comprometida a ser guiada por el Espíritu Santo. Hacer esto significa que hemos muerto a nuestros propios caminos y que le hemos entregado al Señor, incondicionalmente, el derecho a escoger “por” nosotros. Sólo entonces podrá Él guiar nuestros pasos, “confirmándonos” o “redarguyéndonos” a través de ese testigo interior.
Para poder caminar como Jesús lo haría necesitamos una incuestionable sumisión a la autoridad gubernamental de Su reino. En su primera venida, Jesús operó a través de un solo cuerpo. En su segunda venida, El hará todo nuevamente tal como lo hizo antes excepto que lo hará a través de un cuerpo colectivo, corporativo.
“Venga tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.” Mateo 6:10
Esta habilidad para “vivir” en el Espíritu, en la cual Su voluntad es hecha en nuestros vasos terrenales (nuestra experiencia de vida diaria), requiere que tengamos un entendimiento básico de las leyes que gobiernan a una vida guiada por el Espíritu. Esas “leyes espirituales” fueron puestas ante nosotros por el Señor en el orden progresivo en que aparecen en el Sermón del Monte el cual revela lo que Dios requiere de nosotros para que vivamos una vida vencedora.
Esos principios no tratan con cosas externas sino primordialmente con los motivos de nuestro corazón, con aquello que yace sobre todo lo que decimos o hacemos.
“Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos.” Mateo 5: 1-3
Ser “pobre en espíritu” significa que hemos venido al final de nuestra vida egocéntrica y en una actitud de sumisa dependencia, vamos a ser guiados por el Espíritu, (porque de ellos es el reino de los cielos). En la medida en que dediquemos tiempo de calidad en Su presencia, seremos “levantados” al reino del Espíritu, y seremos “capacitados” para caminar con Él en la ejecución de Su voluntad y propósito.
“Bienaventurados los que lloran; porque ellos serán consolados.” Mateo 5:4
No podemos ayudar sino llorar, ya que tenemos este tesoro en un vaso terrenal. El Señor entiende que no es fácil para nosotros rendir nuestros propios caminos en sumisión a Su voluntad y propósito para nosotros; en consecuencia, seremos consolados por Él mientras tomamos nuestra cruz y morimos a todo lo que deseamos aparte de Su voluntad y propósito para nosotros.
“Bienaventurados los mansos; porque ellos heredarán la tierra.” Mateo 5:5
Ser “manso” no significa vivir en un estado de debilidad, sino más bien un estado en el que la fuerza de nuestra voluntad egocéntrica ha sido quebrantada y los atributos de la naturaleza divina residen en nosotros.
“Jehová el Señor me dio lengua de sabios para saber hablar palabras al cansado, despertará, mañana tras mañana, despertará mi oído para oír como los sabios. Jehová el Señor me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás.” Isaías 50: 4-5
El propósito de ser “despertado” (espiritualmente) por el Señor, mañana, tras mañana, es suministrarnos la oportunidad de pasar tiempo de calidad en Su presencia. En la medida en “respondamos” (No fui rebelde) y “esperemos” en Él con expectativa, desarrollaremos nuestra sensibilidad a la presencia del Señor.
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.” Apocalipsis 3:21
Si vamos a ir en pos de lo mejor de Dios, tenemos que pagar un precio.
“Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada con él.” Juan 14:23
En la medida en que permanezcamos en Su “presencia manifiesta” seremos capacitados para “vivir y caminar en el Espíritu.” Esto implica dedicación y una entrega sacrificial de nosotros mismo. Esas son las marcas de tener la “medida” de madurez espiritual que nos capacitará para funcionar en los planos del Reino.
El Maestro que nos dirige en este “proceso” es nuestro Padre Celestial. El que nos enseña es el Espíritu Santo.
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para que andemos en buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos s en ellas.” Efesios 2:10
La expresión “anduviésemos” en el pasaje anterior, implica que la “Escuela del Espíritu” es condicional. Debemos enrolarnos específicamente en esta escuela de entrenamiento y preparación si vamos a recibir sus beneficios, el registro siempre está disponible.
Debemos hacer a un lado nuestros propios caminos y pensamientos para poder seguir al Señor. Él es el Cristo, el Ungido del Señor. El hombre natural no puede llegar a este camino porque no puede discernir su presencia ni puede recibir la unción que nos lleva hacia un plano más elevado. Esta es una función del Espíritu, no de la mente.
El Señor desea intensamente introducirnos a “Su Reino” a través de una vida guiada por el Espíritu. Él no nos permitirá tener una parte en este plano gubernamental más elevado de Su reino hasta que no hayamos sometido la totalidad de nuestra vida para que sea gobernada por Él y en alguna medida haber aprendido a “andar en el Espíritu.”
“Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuales las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.” Efesios 1:18
There is much that is available to us – which we have yet to appropriate, as we have a tendency to settle for less than His adequate provision. Our Lord is challenging us to move upward and onward. The present feeling of spiritual dissatisfaction by many within the Body of Christ is His prodding. These “stirrings” within us are His means to bring us “higher.”
Hay mucho que está disponible para nosotros de lo cual aún tenemos que apropiarnos puesto que tenemos la tendencia a tener en menos Su adecuada provisión. Nuestro Señor está desafiándonos para movernos hacia planos más elevados. El actual sentido de insatisfacción que dentro del cuerpo están experimentando es Su insistencia. Esos “estímulos” en nuestro interior son Sus medios para llevarnos “más alto.”
“Brethren, I do not imagine that I have yet laid hold of it. But this one thing I do – forgetting everything which is past, and stretching forward to what lies in front of me, with my eyes fixed on the goal I push on to secure the prize of God’s heavenward call in Christ Jesus.” Philippians 3:13-14 Weymouth
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago; olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está por delante, prosigo a la meta, en pos del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:13-14
“I push on to secure the prize.” The kingdom of God is the goal.
“Prosigo a la meta, en pos del supremo llamamiento.” La meta es el reino de Dios.
“After this I looked, and, behold, a door was opened in heaven: and the first voice which I heard was as it were of a trumpet talking with me; which said, Come up here, and I will show you things which must be hereafter. And immediately I was in the Spirit: and, behold, a throne was set in heaven, and one sat on the throne.” Revelation 4:1-2
“Después de esto mire, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.” Apocalipsis 4:1-2
For us to “live in the Spirit” is to become subject to the guidance that comes from the “throne” in His kingdom.
“Vivir en el Espíritu” para nosotros es estar sujetos a la guía que viene desde el “Trono” en Su reino.
During this time of transition from the Church into the Kingdom, a remnant is being called to “come up” into a higher realm of identification with our Lord, in His throne.
Durante este tiempo de transición de la Iglesia hacia el Reino, habrá un remanente que será llamado a “subir” hacia un plano más elevado de identificación con nuestro Señor en Su Trono.
May we, as overcomers, rise above every desire to do as we please, and begin living a Spirit-led life.
Que como vencederos podamos levantar cada deseo de hacer como nos place y comencemos a vivir una vida guiada por el Espíritu.